Cada sesión de fotografía que realizo, cada foto que disparo o en cada reportaje en el que trabajo, siempre me involucro al cien por cien, dando lo mejor que tengo.
Siempre busco en cada captura las emociones, los sentimientos, un detalle que con el paso del tiempo siga emocionando y cautivando, pero esta vez, el enternecido soy yo.
Hace unos días tuve la inmensa oportunidad de disfrutar junto con los reyes de “Nuestra Escuela Garabatos” en una sesión llena de ternura, diversión y entusiasmo.
Fue francamente fácil porque los modelos, por propia iniciativa y con tan sólo ver la cámara, me regalaron la mejor de sus sonrisas y como si de un juego se tratara, comenzó el desfile de simpatía, de felicidad, de optimismo…
Antifaces, gorros y sonrisas de papel fue el material suficiente para plasmar en cada fotografía los gestos de afecto y cariño que los pequeños modelos me dedicaban en cada instantánea.
Fue una de esas sesiones que quedan grabadas en la retina para siempre y sobre todo, y como decía al principio del post, imágenes que con el paso del tiempo, seguirán cautivando nuestro corazón con el sencillo regalo de una dulce sonrisa de los reyes de “Nuestra Escuela Garabatos”
Espero que, de algún modo, os haya transmitido lo satisfecho que me siento por haber podido trabajar con estos pequeñajos que durante un buen rato, me hicieron formar parte y me contagiaron de su inacabable vitalidad.
Muchísimas gracias por vuestras visitas!
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Hasta pronto!